LOOKBOOK: Sala de estar en tonos gris. Parte 2/03
Tras haber analizado la distribución de la sala de estar y la elección de la gama de colores en la primera parte de este post, hoy analizaremos pormenorizadamente la elección de los muebles y los complementos, en concreto, en la que denominamos como zona de confort en nuestro post anterior.
En primer lugar, os hablaré de los colores elegidos para las paredes de esta sala de estar. Como os decía en el último post, el color principal sería el gris, por ello, las paredes fueron pintadas en dos tonos diferentes de este color. En la pared del fondo, la que se ve inmediatamente al cruzar la puerta y la que será foco de todas las miradas, se pintó en un tono ligeramente más oscuro, para crear profundidad, y el resto en un color más claro para aportar luminosidad.
Se trata de colores pertenecientes a la gama de pinturas de interior de la marca Luxens para Leroy Merlin, concretamente el Gris Piedra 3 y el Gris Piedra 5. El gris es un color muy de moda en decoración en los últimos años y resulta enormemente elegante, moderno y versátil. Este será el color base y el utilizado en mayor proporción, y sobre él que girará todo el look de esta estancia.
En una sala de estar la pieza más importante es la pieza de descanso, el sofá, por eso será la primera pieza de la que hablemos. Bajo mi punto de vista, debe de ser la pieza que suponga el punto de partida en la decoración de cualquier salón o sala de estar, por lo que debe de ser rigurosamente elegida.
Existen muchos modelos en el mercado, y elegir el sofá más adecuado no es una tarea tan fácil como parece. En mi caso, decidí decantarme por un modelo que combinase la estética y el confort. Hay muchos sofás de diseño que adoro por sus formas y elegancia, pero si se trata del único sofá que tenemos en casa y en el queremos descansar y echarnos una buena siesta, la estética no es lo único importante. Por poneros un ejemplo: me encanta el sofá modelo Chesterfield, pero no es precisamente un sofá cómodo, por lo que prefiero sacrificar en parte la estética y elegir una pieza que sea a su vez cómoda y bonita.
En este caso, se trata de una pieza hecha a medida y con todos los detalles customizados: tejido, color, ancho y largo de los brazos, patas, capitoné…. Finalmente opté por un sofá chaise-longue en chenilla gris con capitoné en los asientos, patas metalizadas, brazo estrecho y corrido en la zona de la chaise-longue y respaldo con cojines (personalmente no me gustan los respaldos articulados, ¡me resultan super antiestéticos!). Además, se trata de un sofá cama, con arcón de almacenaje bajo la chaise-longue. En definitiva una pieza especialmente pensada para el espacio y para la vivienda en la que se ubica, que pretende aprovechar cada centímetro al máximo sin olvidar la comodidad.
Comprar un sofá es una decisión muy importante para la decoración de nuestro hogar, ya que permanecerá en él durante muchos años y pasaremos muchas horas de relax sobre él, por lo que recomiendo emplear un poco de tiempo y dinero en su elección. No hace falta gastarse un dineral, pero tampoco debemos elegir un sofá demasiado económico e impersonal, porque además de sacrificar el look, estaremos gastando más dinero a la larga, ya que tendremos que cambiarlo en unos pocos años.
Para dar un toque de luz y color, ante la uniformidad cromática de las paredes y el sofá, se pone el acento sobre los complementos. Los cojines en diferentes tamaños y formas, así como con estampados contrastados, destacan sobre el fondo gris, con tonos verde agua y rojo. La combinación de diferentes estampados es un MUST en la decoración actual, ¡os recomiendo que lo probéis en vuestras casas, es un sencillo truco para revitalizar el look de cualquier estancia! Además, un plaid, también en tonos agua, aporta calidez y textura al conjunto.
Sobre la pared, un bonito conjunto de ilustraciones enmarcadas alegra la sobriedad de muro y enmarca y ensalza visualmente al sofá. Las láminas elegidas tienen un todas ellas un estilo gráfico y naive, dando un toque más juvenil y desenfadado a la estancia. Además, todas las láminas concuerdan con la gama cromática del entorno, predominando los tonos aturquesados y rojos. Los marcos son de IKEA.
La mesa de centro, con estructura metálica y sobre de cristal templado, contrasta con la robustez del sofá. Sus líneas geométricas y su ligereza visual, hacen que sean una pieza auxiliar perfecta, ya que proporciona un servicio esencial dentro de una sala de estar, sin abigarrar el espacio. Esta pieza también de de IKEA, concretamente el modelo en negro de la serie VITSSJÖ. Se trata de una pieza nido, con dos mesas superpuestas que la hacen aún más estética y versátil.
Por último, terminaremos el post de hoy hablando de la alfombra central. Las alfombras tienen una enorme importancia dentro de cualquier decoración, especialmente de la sala de estar, por un lado, proporcionan calidez y confort a cualquier estancia, pero sobretodo, son esenciales para delimitar visualmente los espacios. En el caso de las alfombras en las salas de estar, estas deben de cubrir toda el área del sofá y la mesa de café para delimitar el espacio y crear equilibrio en la composición.
En esta ocasión, elegí una alfombra de rafia por su aporte de calidez y naturalidad, así como por su fácil limpieza. Se trata de una pieza de la casa Pórtico, con un estampado floral en tonos azul turquesa que encaja a la perfección con la decoración de esta sala de estar.
Y eso es todo por hoy. En el próximo post continuaremos analizando la zona de trabajo y de almacenaje, así como la iluminación. Espero que os haya gustado el post de esta semana. ¡Gracias a tod@s!
Mi nombre es Tania Tapia, aunque soy historiadora del arte y profesora de idiomas, disfruto transformando espacios y viejos muebles en piezas de decoración actual. Si estás buscando ideas DIY para transformar tu hogar, o necesitas que alguien lo haga por ti, creo que este blog te resultará interesante.