Cristalera con chalk paint azul turquesa
¡Hola una semana más! El post de hoy está dedicado a una cristalera clásica. En otros post anteriores ya vimos otros ejemplos de cristalera, en concreto, la que hice como parte del mobiliario de la tienda de moda Miriñaque.
La pieza de hoy, perteneció al salón-comedor de la abuela de uno de los actuales propietarios, quienes decidieron dar un nuevo aire a esta cristalera de los años 40. Presentaba bastantes daños provocados por la polilla y el paso del tiempo, pero la estructura no estaba en peligro, por lo que se podría recuperar sin problema.
Esta es la fotografía de la cristalera durante el proceso. Está desmontada en dos partes y ya está perfectamente lijada. A parte de un lijado en profundidad, también fue necesario rellenar todos los agujeros producidos por la polilla con pasta de madera.
La técnica utilizada en este caso, fue diferente al esmaltado que utilizo habitualmente. En este caso, se utilizó la técnica del «chalk paint» o «pintura de tiza», una técnica muy de moda en los últimos tiempos. El «chalk paint» es una pintura a base de agua sin tóxicos y muy densa, que permite un acabado empolvado y sedoso. Este tipo de técnica es perfecta para la restauración de piezas vintage y, en teoría, no necesita ningún tipo de preparación previa, es decir, que se puede pintar directamente sobre cualquier superficie sin necesidad de lijar ni sellar.
Personalmente, y para asegurar un resultado perfecto, prefiero lijar la superficie anteriormente. Una vez lijado, se aplica directamente la pintura. En este caso, fueron necesarias 3 capas para que cubriese perfectamente y conseguir la intensidad de color que buscábamos, un bonito azul turquesa. Simplemente, hay que aplicar la pintura con brocha y rodillo y dejar secar siguiendo las indicaciones del fabricante.
Para un mejor acabado, hay que encerar la pieza con cera natural. Se aplica con un paño de algodón o incluso son unas media viejas, añadiendo una abundante cantidad de cera y frotando con intensidad hasta cubrir toda la superficie. Es un proceso largo y latoso, pero merece la pena ya que la sensación al tacto es mucho más agradable y la pintura está más protegida ante posibles manchas.
En esta ocasión, optamos por conservar los tiradores y mimetizarlos con el color de la cristalera. Como el «chalk paint» puede ser aplicada sobre cualquier superficie, simplemente se pintaron los tiradores son la misma técnica ayudándonos de una brocha.
¡Y hasta aquí nuestro post de hoy! espero que os haya gustado el «antes y el después» de esta bonita pieza, la cual, a través de este intenso color azul turquesa, encajará a la perfección en un estilo de decoración moderno y ecléctico, donde las piezas contemporáneas y minimalistas se mezclan con joyas como esta. ¡Un saludo a todos y todas y hasta la próxima semana!
Mi nombre es Tania Tapia, aunque soy historiadora del arte y profesora de idiomas, disfruto transformando espacios y viejos muebles en piezas de decoración actual. Si estás buscando ideas DIY para transformar tu hogar, o necesitas que alguien lo haga por ti, creo que este blog te resultará interesante.