El comedor del abuelo. Parte 1.

Últimamente he estado trabajando en un proyecto muy personal y especial para mi, y he decidido compartirlo con vosotros paso a paso y desde el principio del proceso. Por fin, después de muchas ideas y planes a lo largo de los años, la semana pasada comencé a transformar la que fue la casa de mi abuelo. Decidí comenzar por el comedor, que es la estancia que más usamos cuando estamos en ella, además de ser la que contiene los muebles más singulares. La casa de mi abuelo siempre ha sido muy especial para mi, siempre le he tenido mucho cariño, enraizado en los muchos recuerdos de infancia que allí acumulo. Me gustaría que la casa volviese a ser el lugar de reunión y descanso ocasional de la familia, por lo que llevo años pensando en darle un lavado de cara y trasladar la casa al s.XXI.

Este es el chinero del comedor de mi abuelo. Una pieza muy tradicional en 3 cuerpos con madera tallada. La pieza es bonita, pero está un poco desfasada, especialmente por el acabado de la madera con barniz brillante, tan habitual décadas atrás. La otra joya del comedor, es la mesa.

Se trata de una mesa cuadrada extensible. Su principal atractivo son las decoraciones talladas y las patas cabriolé, (de las cuales ya hablamos en otro post) aunque en una versión más tosca y campestre. Las sillas se han ido rompiendo y deteriorando con el tiempo, por lo que, aunque poseen un estilo similar al Thonet, es necesario reemplazarlas.

La premisa principal de esta renovación es conservar el estado original de la casa y lo que esta contiene, por lo que la transformación va a ser relativamente sustancial. Al tratarse de una segunda residencia no pretendo invertir un dineral en ella, y tampoco quiero modificar elementos estructurales de la casa tales como paredes, suelos, etc. (Al menos de momento). Simplemente pretendo hacerla más vivible y acogedora para que familia y amigos puedan disfrutar de ella con más frecuencia.

La transformación de este comedor, tiene sin embargo algunos obstáculos que superar:

1. No puedo trasladar las piezas a  mi taller habitual ya que sería una locura y los muebles podrían dañarse, por lo que deben de ser restaurados en la propia casa.
2. El comedor se encuentra en la planta noble de la casa, por lo que para lijarlo habría que desmontarlo y cargarlo escaleras abajo hasta la planta baja donde se encuentra el «garaje».

Estos dos inconvenientes me han llevado a decantarme por la técnica del chalk paint a la hora de restaurar estas piezas de comedor. Tal y como hemos explicado en el post «Cristalera con chalk paint azul turquesa«, el chalk paint es una pintura que permite aplicar el color sin necesidad de lijar o sellar la madera con imprimación. En la cristalera azul turquesa había optado por lijar la pieza, igualmente, para conseguir un acabado más perfecto, pero en esta ocasión las ventajas que me brinda el chalk paint son perfectas para poder acometer la restauración de  este comedor una forma rápida y limpia.

Hay muchos condicionantes que limitan mis posibilidades: no me gustan los suelos, no podré cambiar el color de las paredes ya que han sido pintadas recientemente… Pero dichas limitaciones no suponen más que un reto a mi creatividad, y con un poco de imaginación, estoy segura de que podré conseguir un espacio bonito y acogedor.

¿Qué haríais vosotros para devolverle la vida a este comedor? Os invito a verter vuestras ideas y comentarios al final de este post, y la próxima semana os contaré un poco más acerca mis ideas para este proyecto.

¡Un saludo y hasta la próxima semana!